
Palma, martes 10 de junio de 2025
Crash Bang Boom
Con los miembros originales East Bay Ray (guitarra) y Klaus Flouride (bajo), junto a Ron ‘Skip’ Greer (vocalista desde 2008) y Steve Wilson (batería desde 2022).
Por Víctor M. Conejo
José Luis Luna (ver galería)
Teoría 1: En el Nagual o el Fraguel (míticos garitos de Gomila) nunca entendías lo que cantaba el vocalista. Si la voz se oye y se entiende perfectamente, no es punk rock ni es hardcore punk. Y desde luego, el volumen nunca estaba bajo. Si el volumen no molesta, no es punk ni es nada.
Teoría 2: Ya está bien de aguantar hasta que ni el cuerpo ni nada aguanta. Por muy histórico que sea, si un concierto cuando había que verlo era hace veinte, treinta años, es imposible que a día de hoy sea un gran concierto.
Realidad 1: Reggae y dub de fondo de espera, que siempre fueron géneros hermanos de punk y hardcore. Banda sonora tex-mex para anunciar inicio. Sale la banda y el cantante se pone a estirar sobre el escenario antes de comenzar. Poco después confirma lo que parecía: era coña. El concierto arranca y el frontman se pone canónicamente histriónico.
Realidad 2: El bolo fue un piñón fijo resultón y eficaz. Las cosas como son, lo primero que impacta es el abuelito al bajo, hasta que te olvidas cuando ves la digitación impecable. Al poco ya queda claro que Dead Kennedys ni estaban de vacaciones en Mallorca ni venían de estarlo en Camboya.
Realidad 3: Hubo mucha sorna y mucho gracejo graciosísimo porque también son marca de la casa. Entretenerse en distinguir entre «football» y «soccer», menciones al futuro de ChatGPT, la broma de irse excusándose con «nos vamos porque nos han dicho que ahora hay una fiesta disco que da mucho más dinero que nosotros», «tenemos aquí al mejor cantante de Mallorca, o si queréis, de España», la semiversión del «Shake It Off» de Taylor Swift, o las de «Sweet Home Alabama» y «Viva Las Vegas» en los bises.
Realidad final: El concierto en general y el glorioso arreón final, desde «Holidays in Cambodia» y «Too Drunk to Fuck», hasta «Nazi Punks Fuck Off» y «California/Palestina Über Alles» (se desplegó la obligada bandera entre el público), sonaron con suficiente crash-bang-boom (lema impreso en la camiseta del cantante). Bastó para hacer victoriosa y casi memorable hora y cuarto larga. Y chimpóm, que esto es punk.
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